2020 es año de nuevas consolas. Si la pandemia global no lo impide, antes de Navidad deberíamos asistir al lanzamiento de Xbox Series X y PlayStation 5. Nintendo como siempre sigue su propio camino, y no seré yo quien discuta la estrategia de la compañía nipona. La historia nos ha enseñado que su camino suele ser acertado.
Pero estábamos hablando de los lanzamientos del año, y como siempre sucede, los medios especializados y los canales de discusión habituales se llenan de encendidos debates acerca de las bondades de tal o cual plataforma. Nada nuevo bajo el sol. Han cambiado tal vez los canales en sí. Ahora hay mucho más Twitter y mucho menos foro de lo que a mi particularmente me gustaría; pero como escuché una vez, con estos bueyes hay que arar.
También han cambiado los indicadores. Desde hace un tiempo utilizamos los FLOPS -FLoating point Operations Per Second en inglés u operaciones en coma flotante por segundo en castellano- un término que me hace bastante gracia y que creo aporta más bien poco al debate; pero que por algún motivo los usuarios han abrazado. He aquí los nuevos bits que tirarnos a la cabeza como cuando éramos pequeños. Estoy razonablemente seguro de que ni entendíamos los bits entonces ni entendemos los FLOPS ahora; pero también es lo bonito. Por mi parte todo correcto.
Sin embargo, esta vez hay un punto que me llama poderosamente la atención. El famoso SSD. Desde hace meses estamos siendo bombardeados con esta presuntamente futurista característica de las nuevas consolas, hasta el punto de que prácticamente no se habla de otra cosa. El SSD se presenta con un halo de misticismo; pero ¿Sabemos de qué estamos hablando?
Empecemos por el principio
Para aquellos que no estén familiarizados con el término y la tecnología, SSD viene de Solid State Drive, o unidad de estado sólido.
Estos dispositivos se popularizaron en PC hace una década aproximadamente, y presentan varias ventajas sobre un disco duro tradicional (HDD o Hard Disk Drive). Recordemos que las unidades HDD utilizan un soporte magnético, un disco vaya, y un cabezal. El disco gira y el cabezal se posiciona donde debe para leer la información correcta. Hay factores que intervienen para aumentar el rendimiento de estas unidades -velocidad de rotación de los discos, estrategias para guardar la información con un orden específico, predecir donde debe posicionarse el cabezal en base al historial- y estos factores han conseguido mejorar parcialmente la experiencia de uso. Sin embargo no han eliminado el problema principal, que es una limitación puramente física. El disco tiene que girar y el cabezal tiene que esperar a estar en la posición adecuada para poder leer.
Las unidades SSD sin embargo parten de una premisa diferente. No hay partes móviles. No hay disco. No hay cabezal. Se utilizan memorias para almacenar la información, y el acceso es totalmente aleatorio, término que se usa en informática cuando queremos decir que nosotros decidimos donde leer sin esperar a que los astros se alineen. Este cambio de paradigma es bastante radical, y permite rendimientos muy por encima de lo alcanzado en un disco duro tradicional.
Además, si le damos una vuelta de tuerca a la tecnología, encontramos que desde hace unos años hay discos SSD que utilizan el interfaz PCI Express, el que usan por ejemplo las tarjetas gráficas, y además se benefician de una nueva especificación especialmente diseñada para aprovechar los dispositivos de memoria no volátil, lo que se conoce como NVMe o Non-Volatile Memory express.
Entonces ¿Molan los SSD? Pues veámoslo con gráficos, que los gráficos sí que molan.
1.- HDD [RAID 0] vs 2.-SSD SATA3 [RAID 0] vs 3.- SSD PCI Express NVMe |
Como se ve en las pruebas, y aunque hay un poco de trampa en los dos primeros resultados ya que usamos una configuración RAID 0, se puede apreciar claramente como la mejora de rendimiento se acerca al orden de magnitud al pasar de discos mecánicos a discos sólidos, y lo mismo sucede al cambiar de discos sólidos tradicionales a los actuales con interfaz NVMe.
Con los números en la mano, parece que podemos concluir que efectivamente las unidades SSD molan un huevo. En la práctica hay algunos matices. Sí que hay una diferencia sideral en experiencia de uso entre los sistemas 1 y 2; pero no la hay entre los sistemas 2 y 3. Las cifras invitan a pensar lo contrario; pero la realidad es que percibiremos un comportamiento muy similar, salvo que entremos en un uso muy específico del sistema de archivos.
Aún y todo, aunque no podamos aprovechar al 100% la tecnología NVMe, debemos subrayar que la diferencia entre los sistemas 1 y 2 desde un punto de vista de usuario es muy espectacular. Ver como Windows arranca en segundos o como nuestros juegos favoritos cargan en un abrir y cerrar de ojos es algo que parece magia la primera vez que se experimenta. Es como si nuestra máquina hubiera rejuvenecido de repente.
De vuelta a las consolas
Ok. Ahora entendemos la magia de las unidades SSD. Tenemos números. Somos fans.
Las consolas de nueva generación incorporarán por primera vez unidades SSD. Además lo harán por la puerta grande, utilizando interfaces PCI Express NVMe. Esto sin duda es una buena noticia; y afectará de forma fundamental a la velocidad percibida en ciertas tareas. Ahora bien. ¿Qué tareas? ¿Qué impacto real tiene todo esto a la hora de jugar?
Dejando para otro día el hecho de que en PC llevamos una década usando unidades SSD y no tenemos el pavo tan subido, cabe destacar que muchas de las cosas que hemos leído estos días resultan cuando menos desproporcionadas. Leyendo a algunos medios se diría que gracias a las unidades SSD las nuevas consolas van a convertir el agua en vino.
Se ha dicho que la diferencia va a ser equivalente a la transición de 2D a 3D (sprites de la generación Super NES vs modelos poligonales de la generación PSX). También se ha dicho que se harán cosas que antes no eran posibles, que los contenidos tendrán mayor profundidad. Incluso que la experiencia jugable será lo nunca visto.
Y digo yo, tras todos estos años en PC ¿Qué podemos extrapolar al respecto? Pues me temo que solo podemos concluir que las cosas van a cargar más rápido. Nuestra consola arrancará más rápido. Los juegos y mapas se presentarán más rápido. Y ya está.
Y digo yo, tras todos estos años en PC ¿Qué podemos extrapolar al respecto? Pues me temo que solo podemos concluir que las cosas van a cargar más rápido. Nuestra consola arrancará más rápido. Los juegos y mapas se presentarán más rápido. Y ya está.
No vamos a mejorar la resolución, ni vamos a mejorar la tasa de frames, ni los assets que vemos en pantalla, ni los filtros. Al fin y al cabo las unidades de almacenamiento son para eso, para almacenar. Pueden ser las más rápidas de la tierra; pero solo sirven para cargar o guardar los datos. Lo que luego hagamos con esos datos, y como lo hagamos, es la clave. Y aquí es donde los componentes principales imponen su ley. La GPU -sobre todo y con muchísima diferencia sobre el resto- junto con la CPU y la memoria RAM son los elementos que marcarán el ritmo. Ellos definirán hasta donde podemos llegar. Como toda la vida de Dios.
El circo que se ha montado alrededor de lo que una unidad SSD aporta obedece al marketing. Por supuesto que las nuevas consolas deben incorporar esta tecnología. Vamos es que otra opción clamaría al cielo en el año 2020. Pero, ¿A alguien se le ocurre explicar que ha comprado un coche con motor de combustión en lugar de un coche de caballos?. A nadie en los últimos 80 años. Se da por hecho.
¿Por qué no estamos hablando de los juegos? Porque parece, como se vio en el evento Xbox de hace unos días, que realmente no hay mucho que decir. Parece que vamos a asistir al cambio de generación que menos salto generacional supone en toda la historia del medio. Todos y cada uno de los títulos que vimos pasarían por juegos de PS4/Xbox One, y de hecho tiene bastante pinta que nos aguarda un buen rato de títulos intergeneracionales.
Sí, las nuevas máquinas son más potentes. Podremos seguramente jugar por fin a resolución 4K con una tasa de frames aceptable; pero en la práctica el SSD está siendo el reclamo, lo único que ciertamente va a suponer una mejora que el público objetivo pueda sentir y pueda medir.
Confío sinceramente en que esta situación mejore próximamente. Espero que Halo Infinite me deje con la boca abierta. Que se muestre un gameplay de lo nuevo de From Software. Que los estudios first party de SONY peguen un puñetazo encima de la mesa con alguna nueva franquicia que nos haga soñar.
Como jugador aun no he visto lo que la nueva generación tiene que ofrecerme. No queda tanto tiempo. Hay que ponerse las pilas. Ya vale ya de tanto SSD.
Es curioso como las estrategias de venta de esta generación son las especificaciones de las consolas., creo que esto va añadido a la falta de titulos/exclusivos y la proliferación de los remakes.
ResponderEliminarAun con todo espero que los SSD ayuden algo con las pantallas de carga y las instalaciones que hace tiempo vienen siendo excesivos.
Un saludo.